Psicología Infantil y Juvenil

La Psicología Infantil y Juvenil trabaja para descubrir el origen del problema o situación que está afectando al niño y, como consecuencia de ello, también a su familia. A partir de ahí proporciona una serie de herramientas que facilita el aumento de su bienestar y mejora en la calidad de vida, tanto del menor como de las personas con las que convive.

Algunos ejemplos de aspectos que se trabajan dentro de este área son:

Problemas de alimentación

Todos sabemos que una buena alimentación es básica para que nuestros hijos crezcan sanos y fuertes. Por eso, el hecho de que un pequeñín se niegue a comer o seleccione siempre los alimentos puede resultar muy perjudicial para su salud a largo plazo. Por ejemplo, un déficit en su consumo general podría generar anemias, baja estatura o fatiga crónica. En el extremo opuesto, una ingesta de grasas demasiado elevada podría llegar a provocar en los niños obesidad, diabetes o cardiopatías. Así pues, y vista dicha relevancia, me comprometo a ayudaros en reeducar a vuestro hijo con su alimentación.

Trastornos del sueño

Insomnio, pesadillas, terrores nocturnos y miedos son los problemas más frecuentes asociados al sueño en los niños. También son habituales los casos de pequeños que no quieren ir a la cama, que se levantan durante las noches o que sólo quieren dormir con sus padres. Desde aquí puedo asesoraros en una adecuada resolución del problema que os está afectando a fin de que toda la familia por fin pueda descansar.

Problemas de conducta

Cuando hablamos de Problemas de conducta, hacemos referencia tanto a los comportamientos desafiantes y rebeldes por parte de niños muy pequeños hacia sus padres, hermanos o compañeros en el colegio, como los que llevan a cabo ya niños más mayores y adolescentes. Tened presente que este tipo de problemas, cuanto antes se intervenga sobre ellos, menores dimensiones tendrá y menor será también la problemática que genere alrededor del menor.

Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH)

Los síntomas específicos del TDAH son la desatención, la hiperactividad y la impulsividad, que constituyen el núcleo diagnóstico. Sin embargo, no se expresa igual en todos los casos, ya que encontramos varios subtipos incluidos en él. Además, también hay que saber que los niños con TDAH podrán mostrar otros comportamientos que dependerán de factores como su edad, la situación ambiental en la que se encuentran, su temperamento o la existencia de otros problemas como ansiedad o baja autoestima, por ejemplo. Desde aquí averiguaremos si es el caso de vuestro hijo y qué podemos hacer entre todos para ayudarlo.

Problemas académicos

Las dificultades académicas pueden haber sido originadas por motivos muy diversos. Pueden esconder razones emocionales o cognitivas. Un niño podrá empezar a ir flojo a nivel académico e incluso a suspender debido a un Trastorno del Aprendizaje (dislexias, discalculia, etc.), a sentimientos de tristeza o ansiedad por algo que le haya sucedido y que no ha sabido solucionar satisfactoriamente o incluso por un problema de motivación, como puede suceder a los niños de Altas Capacidades Intelectuales. Realizar una buena y exhaustiva exploración del menor nos ayudará a descubrir las causas de ese bajo rendimiento y a ponerle solución al respecto.

Trastornos depresivos

Aunque a los mayores nos cueste a veces entender que los niños pueden tener depresión, es así en un 2% del total de la población menor de 13 años y a veces es difícil que consiga ser detectada. Ésta se expresa no tan sólo con tristeza, llanto o deseos de soledad, sino que en ocasiones los pequeños muestran su malestar en forma de irritabilidad, agresión o pérdida de peso e insomnio. Tendremos que estar alerta y observarlos durante un tiempo para que, si viéramos que los síntomas persisten, podáis venir a asesoraros y así juntos descubrir qué le sucede a vuestro hijo y qué hacer para ayudarlo.

Problemas de ansiedad

Es frecuente utilizar expresiones del tipo “estoy nervioso”, “tengo ansiedad ante los exámenes”, “padezco fobia a las arañas”, etc. Y es que los términos miedo, ansiedad o fobia tienden a ser utilizados como sinónimos para hacer referencia a síntomas de malestar que nuestros hijos o nosotros mismos tenemos. Ante estas desagradables situaciones, son numerosas las tareas que se pueden llevar a cabo para solucionarlas y desde aquí os invito a que hablemos al respecto para ayudar a vuestro hijo a que mejore su calidad de vida y, como consecuencia de ello, la vuestra propia.

Maite Cobo - Psicologia Clinica